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Diagnóstico del Emprendimiento Industrial

Diagnóstico del emprendimiento industrial en España

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El Diagnóstico del emprendimiento industrial en España recoge las conclusiones del estudio realizado con el objetivo de caracterizar la actividad emprendedora industrial, determinar los factores estructurales y mecanismos favorecedores a la implantación, identificar las barreras y facilitadores, y proponer mecanismos para fomentar la actividad emprendedora industrial. 

El sector industrial en España es el segundo más relevante del país, después del sector servicios, tanto en cuanto a su contribución al PIB como a la generación de empleo. Concretamente, en 2021, la industria manufacturera representó casi el 11% del PIB a precios actuales, más del 12% del total de la tasa de población activa (INE), y más del 21% de la contribución al total de las exportaciones españolas (Información Comercial Española - Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, 2022). En cuanto a sus principales ramas, España destaca por su especialización en la industria de la alimentación, la industria textil, la industria petrolera, la industria química y la del metal, los cuales son, en su mayoría, sectores de tecnología media baja. No obstante, es preciso mencionar que desde las últimas décadas se está apostando por una especialización industrial de mayor intensidad tecnológica, especialmente tras la crisis del COVID-19. En cuanto a la distribución territorial, la diversidad en la ubicación y especialización de las actividades industriales está influenciada por las políticas industriales implementadas en cada comunidad autónoma y, en última instancia, relacionada con las diferentes trayectorias de desarrollo de cada región. Atendiendo al VAB manufacturero, es posible observar como éste se concentra en cuatro comunidades autónomas, Cataluña, País Vasco, Comunidad Valenciana y la Comunidad de Madrid, concentrando algo más del 50% de la industria nacional (CES, 2019).

No obstante, la crisis del Covid-19 ha puesto de manifiesto la necesidad de transformar el modelo productivo para hacerlo más resiliente ante acontecimientos disruptivos externos.  Para ello, es imprescindible que el tejido industrial establezca sinergias con los agentes impulsores de la innovación, ya que el desarrollo industrial beneficia económicamente a todo el territorio, y que se propicie la creación de ecosistemas de emprendimiento industrial que permitan establecer un nuevo modelo que sirva como motor económico local y nacional. Por lo tanto, entender cómo se articulan los ecosistemas de emprendimiento será fundamental en el desarrollo de nuevas políticas que sustenten la transformación del modelo productivo. 

Según la academia, los ecosistemas de emprendimiento son un reflejo de la realidad del territorio en el que se enmarca, por lo que cada uno tiene sus propias características. Sin embargo, la mayoría de ellos están compuestos por un conjunto de agentes, los cuales fomentan el espíritu emprendedor y promueven la creación de nuevas empresas y, para ello, la posibilidad de establecer redes, interacciones y sinergias entre ellos es un aspecto fundamental. Más concretamente, el profesor Daniel Isenberg definió un modelo de ecosistema de emprendimiento, en el cual se identifican seis dominios principales (políticas públicas favorables, acceso a financiación, cultura emprendedora, infraestructura, capital humano y acceso a mercados) que son clave para el éxito de un ecosistema de emprendimiento.

Ilustración 1: Dominios de los ecosistemas emprendedores

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Ecosistemas Emprendedores

Fuente: Daniel Isenberg, 2011

PRINCIPALES TIPOLOGÍAS DE EMPRENDIMIENTO INDUSTRIAL

La transformación del modelo productivo, en favor de uno en el que el emprendimiento y la innovación tienen un rol más importante, también está perfilando el tipo de actividad emprendedora que se está dando en el sector industrial. Actualmente, las startups industriales se diferencian, sobre todo, en base al tipo de agente que impulsa la iniciativa en cuestión, y podemos distinguir los siguientes modelos:

  • Emprendimiento impulsado por las grandes corporaciones: las grandes empresas líderes en sus sectores siguen siendo tractoras en cuanto al impulso del emprendimiento se refiere, apostando por la innovación y la diversificación de sus líneas de negocio a través del intraempredimiento o mediante inversiones/colaboraciones con startups.
  • Emprendimiento impulsado por pymes: ante los nuevos retos existentes, muchas pymes han optado por colaborar con startups, mediante esquemas de innovación abierta, para facilitar la transferencia de conocimiento y tecnologías sin tener que realizar grandes inversiones a nivel interno en I+D+i.
  • Emprendimiento impulsado por los agentes del conocimiento: destaca cada vez más la participación de las universidades y los centros tecnológicos en la actividad emprendedora, sobre todo, en aquellas iniciativas con un fuerte componente tecnológico (universidades y centros de FP). Estas startups surgen de proyectos científicos o de investigaciones y son, además, una vía muy interesante para conocer tanto las patentes generadas desde los grupos de investigación como el conocimiento que se deriva de las mismas.
  • Emprendimiento impulsado por iniciativa individual/personal: actualmente, la mayoría de las personas que deciden poner en marcha su propia empresa lo hacen por la identificación de una oportunidad de negocio. La experiencia laboral es un aspecto fundamental en el desarrollo de este tipo de emprendimiento impulsado por personas individuales, y por ello predomina el emprendimiento impulsado por profesionales con dilatada experiencia profesional, que en determinado momento de su carrera deciden capitalizar su conocimiento y expertise mediante la puesta en marcha de un proyecto, con la experiencia laboral como ventaja competitiva.

Según la muestra de startups encuestada en el estudio, el 73% de las startups industriales participantes en el estudio, han sido creadas por emprendedores independientes. En lo que al resto respecta, cabe destacar como del 21% de las spin-offs creadas, el 12% de ellas han sido impulsadas por pymes, frente al 2% impulsadas desde grandes corporaciones, lo que denota que en España las grandes corporaciones tienen todavía un largo camino por recorrer en lo que a fomento de la innovación, diversificación y emprendimiento industrial respecta. Igualmente, destaca cómo un 7% se corresponde con spin-offs cuyo origen son agentes científico-tecnológicos (universidades o centros tecnológicos).

CARACTERIZACIÓN DEL ECOSISTEMA DE EMPRENDIMIENTO INDUSTRIAL NACIONAL

El ecosistema nacional se caracteriza por estar compuesto por distintos sub-ecosistemas, organizados de forma geográfica y sectorial en torno a los principales núcleos industriales del país, con distintos grados de maduración. Estos sub-ecosistemas se pueden agrupar de la siguiente manera:

  • En primer lugar, están los ecosistemas más maduros, el de la Comunidad de Madrid, el del País Vasco, y el de Cataluña, concretamente el generado en torno a Barcelona. Los ecosistemas maduros son entornos altamente desarrollados y sofisticados que fomentan la creación y el crecimiento de empresas emergentes, gracias a su amplia gama de recursos, instituciones y actores que trabajan en conjunto para apoyar a los emprendedores y promover la innovación. Concretamente, se caracterizan por su buena articulación, ya que en ellos confluyen la mayoría de los agentes clave del ecosistema, la inversión y los casos de éxito, y por poseer una visión y una estrategia a largo plazo claramente definida.
  • Por otro lado, destacan los ecosistemas intermedios de la Comunidad Valenciana, principalmente en torno a la ciudad de Valencia, y el ecosistema andaluz de Málaga. Estos ecosistemas son entornos que se encuentran en desarrollo y presentan un nivel de madurez moderado y, aunque aún no alcanzan el nivel de desarrollo y sofisticación de los ecosistemas de emprendimiento maduros, tienen el potencial de consolidarse a medida que se fortalecen los lazos entre los actores clave.
  • En cuanto a la tercera tipología de ecosistemas, los ecosistemas incipientes, aquellos entornos en etapas tempranas de desarrollo que están comenzando a fomentar y apoyar el emprendimiento, destacan Sevilla, Murcia y Aragón (sobre todo en torno a Zaragoza).
  • Otros ecosistemas, como Galicia, Asturias y Navarra, se caracterizan por tener mecanismos, instrumentos y agentes, pero la falta de una clara cultura emprendedora hace que no exista una masa crítica suficiente para articular los ecosistemas. 

Cada uno de los ecosistemas descritos se singulariza por ser un reflejo de la realidad industrial de cada territorio, por lo que es posible afirmar que la especialización industrial de cada territorio define tipo de ecosistema que se genera alrededor. No obstante, también existen una serie de elementos en común en todos ellos, imbricados a la realidad del sector industrial nacional:

  • Todos los ecosistemas, sobre todo los maduros y los intermedios, cuentan con una sólida base industrial, y cuanto más desarrollado el tejido industrial, más articulado está el ecosistema de emprendimiento.
  • En la mayoría de ellos hay una estrategia de innovación desplegada, que marca la hoja de ruta para el desarrollo emprendimiento industrial.
  • En todos ellos hay un agente que adquiere el rol de “traccionador” del ecosistema, como por ejemplo la administración pública en el caso del País Vasco, o las incubadoras/aceleradoras en Valencia.
  • En mayor o menor grado, en todos los ecosistemas se han establecido alianzas público-privadas para promover la colaboración y la transferencia de conocimientos entre todos los agentes.
  • El apoyo de las instituciones mediante programas específicos es algo característico de todos los ecosistemas, así como esencial.
  • El rol de los inversores es uno de los más importantes para garantizar el desarrollo de los ecosistemas, porque además de financiación otorgan una validación a las startups que apoyan.
  • En todos ellos se observa la presencia de grandes empresas industriales consolidadas, que actúan como posibles clientes, socios o inversores para las startups.

En cuanto a los agentes, el ecosistema nacional se caracteriza por poseer una masa crítica de agentes considerable, sobre todo de aceleradoras e incubadoras, centros tecnológicos y universidades, y fondos venture capital, aunque las relaciones entre ellos y la transferencia de conocimiento no están del todo optimizadas. 

Respecto a las incubadoras y aceleradoras, existen muchas a nivel nacional, regional y local que desempeñan un papel importante en el apoyo a las startups y en la promoción del emprendimiento en España. En la mayoría de sub-ecosistemas su rol en la dinamización de este y en la generación de alianzas entre distintos agentes, además de en el apoyo y acompañamiento a las startups, es imprescindible. No obstante, todavía no se ha creado ninguna aceleradora especializada en el sector industrial, a diferencia de en otras zonas industriales, lo cual denota que el emprendimiento industrial está todavía menos articulado.

Por otro lado, los centros tecnológicos y universidades son agentes fundamentales para el desarrollo de proyectos innovadores, la transferencia de conocimiento y el apoyo a emprendedores en diferentes sectores y regiones del país. Sin embargo, la colaboración entre los centros tecnológicos y universidades con otros agentes es limitada, por motivos burocráticos, de recursos y de gestión, por lo que se estima necesario reforzar la visibilidad de los esfuerzos que se realizan, y así imbricarlos mejor en el ecosistema emprendedor.

En relación con los fondos venture capital, éstos desempeñan un papel crucial fortaleciendo el ecosistema emprendedor y contribuyendo al desarrollo económico y tecnológico del país. En primer lugar, brindan a las startups acceso al capital necesario para financiar su crecimiento y desarrollo, contribuyendo al avance tecnológico y al desarrollo de soluciones novedosas en España. Además de la financiación, los fondos de capital riesgo aportan experiencia, conocimientos y una red de contactos que pueden ayudar a las empresas a superar desafíos y aprovechar oportunidades, e impulsan la confianza y el interés de otros inversores. No obstante, pese a que existen numerosos agentes venture capital, cabe mencionar que existe una falta de presencia de inversores de este tipo en el ámbito industrial, tal y como se comentará en el capítulo de Políticas públicas.

Considerando otros agentes inversores, el ecosistema nacional no se caracteriza por la presencia consolidada de otros agentes como fondos de inversión, private equity o business angels, lo que puede suponer un perjuicio para aquellas startups que se encuentren en una fase mucho más madura. De hecho, existe un gap de agentes financiadores en las fases más intermedias, ya que todos los agentes inversores se concentran en la fase early stage y en la de expansión. 

En cuanto al sector público, su presencia e imbricación en los ecosistemas es mucho más residual que la del resto de los agentes, excepto en los ecosistemas más maduros y el País Vasco, aunque cada territorio presenta una realidad ligeramente distinta. No obstante, la administración pública desempeña un papel fundamental al proporcionar apoyo, recursos y un entorno propicio para el desarrollo de nuevas empresas; implementando medidas que fomenten la creación de empresas, ofreciendo programas de incentivos y financiación, infraestructura y espacios de trabajo, formación y, sobre todo, estableciendo alianzas y colaboraciones con entidades privadas, como universidades, aceleradoras, incubadoras y fondos de inversión, para fortalecer el ecosistema emprendedor. En los últimos años el sector público está realizando esfuerzos notables para dinamizar y consolidar el ecosistema. 

Por último, en cuanto a las startups, la mayoría de startups del ecosistema nacional son bastante incipientes, teniendo en cuenta su número de empleados y facturación. De hecho, en 2022, más del 40% cuentan con menos de 5 empleados, y más del 70% no superan el millón de euros de facturación, según los datos del cuestionario realizado a las startups del ecosistema. Por otro lado, destaca la necesidad imperiosa de financiación para poder acometer el desarrollo de estos proyectos industriales; las startups industriales en España tienen dificultades para acceder a inversores de tipo venture capital, y las ayudas y programas públicos no llegan a cubrir sus necesidades.

En términos generales, el ecosistema de emprendimiento industrial nacional es un ecosistema en consolidación, aunque basado en gran parte en los esfuerzos de los agentes privados, pero al cual le falta articular las conexiones entre los agentes, para fomentar la transferencia de conocimiento y aprovechar su máximo potencial.

BARRERAS, DEMANDAS, NECESIDADES Y FACILITADORES PARA LA IMPLANTACIÓN DE EMPRESAS EMERGENTES

Las principales barreras destacadas por los emprendedores/as han sido el acceso a financiación, tanto pública como privada, el acceso a talento, el acceso a mercado -concretamente en lo que respecta a comercialización- y las barreras legales, entre otros. Si bien es cierto que España cuenta con un gran volumen de ayudas y programas públicos en pro al emprendimiento industrial, los resultados del análisis muestran cómo el acceso a financiación pública es considerado como la principal barrera a la que se enfrentan las startups industriales. De hecho, la falta de adaptación de esta financiación pública a entidades categorizadas legalmente como startups o las exigencias en lo que a justificantes económicos respecta, son uno de los principales motivos por los que estas empresas ven el acceso a financiación pública como la principal barrera.

Además, es preciso destacar como la gran mayoría de las empresas emergentes industriales en España, hacen referencia a la excesiva lentitud de los procesos administrativos, ralentizando, por ende, el propio desarrollo del proyecto.

Por lo tanto, el acceso a financiación tanto pública como privada, a talento, a mercado y las barreras legales serán los principales retos para resolver por parte de los nuevos mecanismos para conseguir que el ecosistema nacional sea un referente a nivel internacional en lo que a emprendimiento industrial respecta.

Por lo que a las principales necesidades respecta, las entidades participantes han identificado la captación y retención de talento, el acceso a nuevos mercados -concretamente en lo que a internacionalización respecta-, la captación de inversión y el acceso a clientes como las principales necesidades para su desarrollo. Si se analizan las necesidades existentes por etapas, destaca cómo 3 de ellas son comunes a todas las etapas: la necesidad de captar inversiones, que lidera en todas las etapas salvo en la de expansión, el acceso a mercado y la captación de talento, que en la etapa de growth stage se posiciona empatado con la captación de inversiones como la necesidad más acuciante. Además, se aprecia cómo el acceso a mercados internacionales es la necesidad más relevante para aquellas startups que se encuentran en fase de expansión.

En cuanto a los instrumentos existentes, la valoración de los diversos instrumentos de apoyo que impulsan el ecosistema de emprendimiento industrial de España refleja una nota media baja (inferior al 3 sobre 5 en la mayoría de los casos). Concretamente, destaca cómo las startups identifican los siguientes instrumentos como elementos de bajo o muy bajo apoyo en el proceso de emprendimiento: acceso a financiación pública, sobre todo en lo que a requisitos respecta, acercamiento al tejido industrial y asesoramiento a nivel de desarrollo de estrategia de negocio y acercamiento a mercado. Estos instrumentos están, además, directamente relacionados con las principales necesidades mostradas previamente por las startups, como son la captación de inversión, el acceso a nuevos mercados/ internacionalización, el acceso a clientes o la captación y retención de talento. Por tanto, es posible afirmar cómo los instrumentos analizados requieren de una clara necesidad de mejora con el objetivo de ser un apoyo real a las necesidades mostradas por las startups. No obstante, cabe destacar como aspecto positivo, que la nota media más elevada, dentro de los resultados del informe, ha sido para el impulso de la actividad internacional y la participación en redes de startups.

CONCLUSIONES

Tras el análisis de las principales dimensiones que articulan el ecosistema de emprendimiento industrial nacional, es posible afirmar que pese a encontrarse en una fase incipiente, el ecosistema de emprendimiento industrial en España tiene los elementos necesarios para convertir al país en un hub de emprendimiento industrial de referencia.

Actualmente, existe una masa crítica de startups industriales proveedoras de soluciones tecnológicas innovadoras que están alineadas con las necesidades del mercado, gracias a la trayectoria industrial de las personas emprendedoras. Asimismo, el rol de las incubadoras y aceleradoras juega un papel importante en el ecosistema gracias a su papel de “mentoras” de estas startups, y de conectoras de todos los agentes del ecosistema. Además, el reconocimiento de la importancia del rol de la administración pública como tractora de estos ecosistemas resulta fundamental para garantizar que todos los agentes converjan hacia un mismo objetivo. Por lo tanto, será necesario seguir impulsando el papel de los organismos públicos, tanto estatales como autonómicos, en el fomento de los subecosistemas de emprendimiento, tanto a nivel territorial como vertical, debiéndose aspirar a conseguir generar “masa crítica” en los ecosistemas. Por otro lado, la existencia de agentes inversores como fondos venture capital, fondos de las grandes corporaciones, y otro tipo de inversores, garantiza la posibilidad de desarrollo de los ecosistemas, aunque será necesario reforzar su participación en ellos y su vinculación con los emprendimientos industriales. Por último, el ecosistema nacional cuenta con centros tecnológicos y universidades de referencia capaces de fomentar la transferencia tecnológica hacia el tejido industrial, por lo que será imprescindible garantizar su articulación en todos los subecosistemas y potenciar su rol como transmisor del conocimiento.

Además, el ecosistema nacional presenta un grado de desarrollo considerable en las distintas dimensiones, por lo que es posible afirmar que las bases para su maduración están asentadas, aunque será necesario reforzar ciertos aspectos:

  • En general, el ecosistema del país cuenta con un buen volumen de políticas públicas en pro al emprendimiento industrial, sin embargo, se ha observado una clara descoordinación entre los instrumentos existentes y las necesidades de los diversos agentes del ecosistema.
  • El acceso a financiación sigue siendo uno de los principales retos a los que se enfrenta el ecosistema. Existe una falta de ajuste entre los programas y ayudas tanto públicos como privados y las necesidades de los diversos agentes.
  • En general, se ha observado como el acceso a mercado se caracteriza por una falta de colaboración entre los agentes pertenecientes al ecosistema, dificultando el encaje del proyecto industrial en el mercado.
  • En cuanto a la infraestructura, es posible considerar que, a nivel nacional, el ecosistema cuenta con infraestructuras y recursos que contribuyen a crear un entorno propicio para el emprendimiento industrial, pero a las cuales les falta especialización, así como accesibilidad por parte de los proyectos emprendedores industriales.
  • La implicación de la administración pública, las corporates, las incubadoras y aceleradoras están, sin lugar a duda, fomentando la cultura del emprendimiento industrial en España, pero se ha de avanzar en minimizar. el miedo al fracaso o la aversión al riesgo, inherentes a la cultura empresarial española.
  • Por último, en lo que respecta al capital humano, el ecosistema de emprendimiento nacional cuenta con una red de agentes científicos y académicos con potencial suficiente para fomentar el desarrollo del capital humano. Aunque, la captación y capacidad de desarrollo del talento por parte de los proyectos emprendedores industriales, así como del conjunto del sector industrial, sigue siendo uno de los principales retos del emprendimiento industrial nacional.