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Estudio sobre perfiles profesionales y necesidades de formación de la industria, con el horizonte temporal 2030. Propuesta de actuaciones

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El sector industrial es uno de los principales motores económicos en España, no sólo por su aportación al PIB y al VAB, sino porque, entre otros aspectos, es un sector generador de empleo estable y de calidad, es un sector promotor, ejecutor y consumidor de I+D+I y que  forma parte, en muchas de las cadenas de valor de referencia, de la carta de presentación de España en el exterior. Muchas de nuestras empresas son de referencia y forman parte estratégica de  cadenas de valor globales, en sectores como  alimentación, automoción, aeronáutico y espacial, textil o en materia de energías renovables, por citar algunos ejemplos. 

En los momentos de post-pandemia, se ha vivido una tormenta perfecta que ha tenido y tiene consecuencias directas sobre la actividad industrial y sobre muchas de las cadenas de valor estratégicas para la economía española: cierre de fronteras, problemas de suministro de materias primas y componentes, movimientos geopolíticos, problemas de transporte y logística, desplazamiento de la demanda mundial entre sectores, altos costes energéticos,  etc.

Unido a lo anterior, y ya de manera previa a la situación generada por la Covid-19, ya existían dos apuestas claras por la transición digital y por la transición ecológica, ambas claves para el desarrollo competitivo industrial en Europa frente a terceros. 

Ambas transiciones se han visto aceleradas en la actualidad y, además de las repercusiones en los sistemas de producción, organización y comercialización de las empresas, tienen una incidencia clara en el Capital Humano. 

Es necesario que las empresas en general y las industrias en particular (ya que son el foco de este estudio) cuenten con personal formado y cualificado para abordar los cambios que se exigen a todos los niveles. 

Esto implica que están surgiendo nuevos perfiles profesionales, que perfiles ya existentes tienen que adaptar sus conocimientos y habilidades (competencias) a las nuevas exigencias del mercado laboral, que incluye tanto a perfiles universitarios como de formación profesional, y, probablemente, existirán, ya no tanto perfiles, sino ocupaciones que, con una visión a 2030 de una industria digitalizada y sostenible, desaparecerán. 

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